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        LAGRIMAS DEL MAR
               
            Aquella mañana era diferente a las demás, la noche anterior
            Estrella se había despertado en repetidas ocasiones, sobresaltada
            por una atronadora tormenta llena de ruidos y luces que invadían la
            habitación. Al salir a la calle descubrió que los árboles
            agitados por el viento esparcían las gotas de agua como queriendo
            deshacerse de los restos del chaparrón, el cielo estaba gris
            oscuro, y solo aquellas nubes sabían por que se movían con tanto
            ímpetu y desorden, como las fieras que escapan del fuego.   
            Un rugido fuerte y constante atormentaba sus oídos, como si
            un látigo con toda su furia quisiera romper las rocas del
            acantilado, atraída por aquel ruido violento sus pequeñas piernas
            avanzaban entre la hierba mojada, que poco a poco iba impregnando
            sus pantalones, movida por la inquietud que esto le provocaba pronto
            llegó al acantilado.   
            A lo lejos un barco gigante vestido de rojo y negro se
            quebraba, expulsando bocanadas de humo gris oscuro que cubrían el
            cielo dejando un tinte rojizo y siniestro en el amanecer de aquel día,
            quedando ahora poco a poco engullido por el mar, docenas de navíos
            pequeños se agolpaban en torno a este monstruo de hierro. El mar golpeaba con inesperada fiereza la costa rocosa, y de sus entrañas escupía una materia oscura, viscosa y maloliente, dejando un rastro negro como queriendo señalar sus embistes sobre las rocas de la orilla, aquella sustancia era nueva para Estrella, pronto se dio cuenta que aquel mar estaba sufriendo, y en su rabia ¡quedaba desangrando! Después de un rato comprendió lo sucedido, el mar estaba librando una dura batalla contra aquel barco y ahora el mar agonizaba, se estaba muriendo.    Después
            de esto se alejó de la playa, mientras caminaba cabizbaja, un
            pensamiento triste se iba apoderando de ella, si el mar moría ¿dónde
            irían la playa y los peces?. Blaxco  |