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SANTUARIO DE LAS BATUECAS

Punto de partida y llegada: El Portillo

Tiempo estimado: 4:30 horas ida y vuelta

Dificultad: Media

Distancia aproximada: 5 km ida y vuelta

Necesario:  Agua para el camino, mochila donde llevaremos algo de comida, calzado cómodo (recomendables las botas), no olvidéis la cámara de fotos y el protector solar.

   Dirección: la Alberca, debemos continuar por la carretera por la que hemos entrado en el pueblo el cual atravesaremos sin desviarnos, en dirección a —las Batuecas  

    Inicio de la ruta en El Portillo (1.240 m) siendo este el punto más alto que alcanza la carretera, antes de descender el puerto, colocaremos el coche a un lado de la carretera, a ambos lados el espacio es amplio, desde aquí las vistas de la sierra son magníficas, ofreciendo un mirador excelente al Sur, de las montañas de Las Batuecas, Las Hurdes y la Sierra de Gata, hacia el Norte, detrás de nosotros, dejamos el pueblo de La Alberca, merece la pena detenerse unos minutos y contemplar un espacio natural tan bello que no nos dejará indiferentes.

  El recorrido comienza a la derecha de la carretera, por donde desciende un camino que sigue en todo momento las líneas del tendido eléctrico, por lo que no tiene pérdida. En un principio el sendero salva un gran desnivel, discurriendo entre abundante vegetación de árboles, pero en breve el camino prosigue entre peñas y monte bajo, suavizando el descenso, en ese momento se abre ante nosotros un paisaje de gran belleza, la naturaleza ha sido generosa con estas tierras, nos encontramos caminando por la loma de la montaña, dejando a ambos lados laderas escarpadas, con valles estrechos y profundos, en la ladera que queda a nuestra izquierda podemos observar la carretera que desciende al Santuario. Si alzamos la vista al frente descubriremos como los relieves montañosos se dibujan en el horizonte y se van superponiendo en diversas formas ondulantes en perfecta armonía, creando un paraje idílico de envidiable belleza.

  Poco a poco vamos abandonando la loma de la montaña para descender por la vertiente que queda a nuestra derecha, ahora los desniveles son  mayores, podemos realizar el descenso en línea recta siguiendo los postes de la luz (así lo hicimos nosotros) o avanzando por un sendero que serpentea por la falda de la montaña, haciendo que el descenso sea más paulatino y cómodo.

  A medida que descendemos la vegetación va siendo más rica y variada, caminamos entre brezos, jaras, encinas, pinos, robles...y otras especies. A continuación se va abriendo debajo de nosotros el precioso Valle de las Batuecas, permitiéndonos una panorámica del Santuario de San José de Batuecas (habitado por Carmelitas Descalzos) desde donde obtenemos una vista aérea del muro que rodea al Santuario, con sus cipreses custodiando el lugar, así como de sus jardines que se extienden por todo el recinto y de las edificaciones que allí se encuentran. Una vez acabado el descenso nos encontramos frente a la puerta del santuario, previamente debemos cruzar un puente de piedra situado sobre uno de los arroyos del lugar.

  A partir de aquí las posibilidades son diversas, nosotros continuamos al lado del muro que rodea el monasterio y que desciende al Río Batuecas, por aquí discurre un sendero que en un principio tiene la peculiaridad de estar tapizado por las raíces de los árboles que se alzan al lado del río, el paisaje en el que ahora nos encontramos está adornado de un verde intenso lleno de vida, se trata de un valle fértil, donde la frondosa vegetación nos ofrece un concierto de árboles, arbustos, plantas y flores dignas del jardín más hermoso, invitando a la espiritualidad y al retiro, en la parte posterior del monasterio sale un camino que atraviesa un  arroyo por un puente de piedra, más adelante cruzaremos una puerta metálica que delimita la propiedad del monasterio, en unos minutos podemos llegar a los Canchales del Zarzalón y la Pizarra donde observaremos unas pinturas rupestres, o simplemente continuar por el camino que discurre paralelo al Río Batuecas. Es el momento de la contemplación y la admiración, el lugar donde nos encontramos perfectamente puede definirse como un paraíso envuelto en un ambiente lleno de vida y de magia, es importante dejarse llevar por las sensaciones que desprende la naturaleza en cada rincón de este gran jardín.

  Continuando por esta senda podemos llegar a la Cascada del Chorro (a unas dos horas), pero esto lo dejaremos para otra ruta.

  El camino de vuelta requiere un pequeño esfuerzo para subir la ladera, por eso debemos iniciarlo con calma y descansando siempre que sea necesario, el esfuerzo merece la pena.

 Ramón Sevillano Arroyo